Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y una voz cariñosa le susurró al oído:
—¿Por qué lloras, si todo
en este libro es de mentira?
Y él respondió:
—Lo sé;
pero lo que yo siento es de verdad.
(Ángel González)
Llevo mucho tiempo viendo este fragmento circular por redes, pero nunca lo había sentido tan verdad como hace un rato, mientras buscaba las gafas de sol para que nadie se percatase de una lágrima que nacía en mis ojos, cerca del desenlace de la novela que acabo de terminar. Y es que, a veces, el lector se sumerge tanto en la historia que tiene delante que sus páginas le atrapan y no le conceden la libertad hasta la ultimísima. Para ello, el autor o autora debe dominar la magia de las letras, el mecanismo de un buen personaje y la alquimia de las relaciones humanas. Y esta autora siempre lo consigue, mejor dicho, lo borda. No hay novela suya que no me haya retorcido las entrañas poniéndome en la piel de uno o varios de sus personajes. Y esta no iba a ser menos.
Blanco inmaculado (Plaza & Janés, 2022) es la primera entrega de la nueva saga de Noelia Lorenzo Pino, protagonizada por Lur de las Heras y Maddi Blasco, dos ertzainas que tardan poco o menos en ganarse la simpatía y la confianza del lector. La trama, ambientada en Euskadi, comienza con un asesinato y un incendio en el caserío que en tierras vascas posee la "familia" Fritz, una comunidad cristiana tradicionalista (vamos, una secta) que vive alejada del mundo moderno y se financia mediante la elaboración artesanal de prendas cuya marca da título a la novela. Como podréis imaginar, la historia se desarrolla principalmente en un entorno rural y las relaciones entre sus personajes están determinadas por el aislamiento, la ignorancia y la violencia. El personaje central de Blanco inmaculado es Lur de las Heras, una inspectora que lleva un tiempo alejada de su puesto a causa de una enfermedad a la que nadie pone nombre y que ha mermado considerablemente su movilidad. La llamada de su comisario (y amigo) la saca provisionalmente de su retiro y la lleva hasta el caserío Fritz para investigar la muerte de Ari, una joven de 14 años, y el incendio del taller de costura donde la "familia" confecciona las prendas. Para ello, contará con la ayuda de Maddi, una patrullera con buen instinto que, además de la investigación en las restrictivas condiciones que impone el estado de Lur, deberá soportar una situación nada agradable en casa, con un marido machista, envidioso e infantiloide a más no poder. La obra se estructura en dos bloques y cuenta con un amplio abanico de personajes secundarios cuya relevancia irá aumentando a lo largo de la historia. El primer bloque gira en torno a la investigación de Lur y Maddi, en cómo van descubriendo pistas y sospechosos. El segundo se centra en la vida de la comunidad Fritz y en las relaciones entre sus miembros, lo que posibilita al lector comprender el escenario en el que ha tenido lugar el crimen. Hermetismo a prueba de bombas, mentiras, secretos y boicots varios serán algunos de los obstáculos que tendrán que salvar Lur y Maddi para esclarecer la autoría de los hechos. ¿Quién asesinó a Ari y por qué? Para averiguarlo... tendréis que leerla, vamos digo yo.
En Blanco inmaculado, con su prosa habitual sencilla y directa y con una habilidad difícilmente superable, Noelia Lorenzo hace un retrato detallado de los personajes, mostrándonos sus miedos, deseos y debilidades con una sensibilidad exquisita. Dibuja a la protagonista, Lur de las Heras, como una mujer inteligente, resiliente, decidida y valiente que, aparte de la dificultad de la investigación, debe luchar contra los prejuicios y la discriminación del sector machista de su profesión. Los miembros de la "familia" Fritz están diseñados como seres enigmáticos, cincelados por la rigidez de su millón de normas, baúles que esconden secretos que irán desvelándose a medida que avanza la trama. De la novela destacaría su cuidadísima estructura, su trama hilada a la perfección y un ritmo narrativo que mantiene al lector en vilo de la primera a la última página. Muy acertados los flashbacks de Noelia para conocer el pasado de los personajes y comprender sus motivaciones, y los diálogos totalmente verosímiles para empaparnos de sus personalidades y sentimientos. El componente de crítica social transversal y perfectamente integrado en la trama vuelve a ser uno de los puntos fuertes de la autora. En Blanco inmaculado, Noelia visibiliza sin ambajes el machismo latente en la sociedad, personificado en los compañeros ertzainas que subestiman y menosprecian a Lur y a Maddi por su condición de mujeres, y en la superioridad del varón en torno a la que se articula la "familia" Fritz. La intolerancia a varios niveles también es otro factor clave de la historia, una intolerancia que lleva a los personajes a sucumbir a prejuicios y estereotipos, juzgar y dictar sentencia sin interés alguno en conocer la verdad. Y no puedo acabar sin mencionar esa forma única que tiene Noelia de transmitir y provocar emociones, de crear atmósferas de opresión y tensión que enganchan al lector y a veces le obligan a detenerse y decirse: eh, tú, que es ficción. En resumen...que la leáis. Merece la pena, y mucho.