domingo, 9 de marzo de 2025

El verano de los juguetes muertos, de Toni Hill


Hace años que llevo escuchando y leyendo críticas excelentes del autor cuya novela acabo de terminar pero, por una cosa o por otra, no había empezado con él hasta ahora. No es que me lamente yo de muchas cosas en lo relacionado a la lectura pero... ojalá lo hubiera hecho antes, porque la primera de sus novelas ya es un auténtico page-turner que me ha secuestrado entre sus páginas. Quedaos con su nombre, Toni Hill, porque probablemente pase a formar parte de los favoritos de esta lectora. 

La primera novela publicada de Toni Hill se titula El verano de los juguetes muertos (Debolsillo, 2011) y está ambientada en Barcelona. Su protagonista, Héctor Salgado, es un mosso d'esquadra de origen argentino que, al comienzo de la trama, se reincorpora al trabajo en comisaría tras un mes de vacaciones "forzosas" cortesía de la brutal paliza que propinó a un sospechoso relacionado con una red de prostitución de menores nigerianas. El comisario Savall, que se ha portado bien con él y no lo ha arrojado a los leones por su desliz, le pide que investique de manera extraoficial la muerte de Marc Castells, un joven perteneciente a la alta sociedad barcelonesa, al caer por una ventana de su casa. ¿Fue un suicidio? ¿Un accidente? La madre del chico lo abandonó cuando era un bebé, pero ahora insiste en que se investigue a fondo dado que no da por buena ninguna de las dos teorías. El caso, que en apariencia es sencillo, va a tener más miga de lo que pensaban, extendiendo sus tentáculos hacia el pasado común de varios personajes. Para colmo, el sospechoso al que Héctor agredió ha desaparecido y todo señala al inspector como culpable. Al mismo tiempo que se desarrollan las investigaciones, el lector es testigo de cómo afectan sus circunstancias personales a Héctor: separado hace un año desde que Ruth, su ex-mujer, le pidiera vía libre para explorar su sexualidad, trata de asimilar la nueva situación sin perder el contacto ni el cariño de su hijo.

La acción de El verano de los juguetes muertos transcurre en un espacio temporal muy limitado: un breve ayer y un escueto hoy (que te deja con ganas de más) separados por un lapso de 5 días. La prosa de Toni Hill es sencilla y directa, y concede gran peso al diálogo, imprimiendo agilidad al ritmo narrativo. La trama de la novela es sólida, bien construida y desarrollada, y el autor es experto en dejar al lector con la miel en los labios de manera que es inevitable que devore página tras página. El protagonista, Héctor Salgado, está muy bien dibujado, muy cercano, muy humano, y el resto de personajes principales le hacen el coro perfecto. Si os gusta la novela negra, haceos con esta, porque os va a encantar.

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