sábado, 17 de mayo de 2025

Los nueve reinos, de Santiago Díaz


Qué gustazo descubrir la versatilidad de un autor al que admiras, y tener la sensación de que va a ser bueno escriba lo que escriba. Merece la pena salir de vez en cuando del género en el que nos sentimos más cómodos para disfrutar de novelas como la que acabo de terminar. En ella, Santiago Díaz cambia el negro que tan bien le sienta por un thriller histórico con tintes de novela de aventuras.

En Los nueve reinos (Alfaguara, 2024), Santiago Díaz cambia de registro y nos transporta a la época del reinado de los Reyes Católicos, relatando de forma espectacular, mediante una mezcla de datos históricos contrastados y pura ficción, la conquista de las Islas Canarias. La novela comienza con un breve episodio, allá por el s. I a.C., en el que un grupo de prisioneros bereberes se amotinan en el barco en el que son transportados hacia Roma como esclavos. Tras días a la deriva, son arrastrados por las corrientes hasta la isla de Tenerife, donde poco a poco construirán su propia civilización y vivirán ajenos al resto del mundo hasta que los Reyes Católicos deciden conquistar y cristianizar los nueve reinos en los que se divide la isla. A partir de ahí, viviremos la historia de un pueblo guerrero con unas costumbres y creencias peculiares conectadas al Teide y a la lava que contienen sus entrañas. Luchas por el poder, desavenencias personales y traiciones, amores y pasiones que transgreden las normas establecidas, sacrificios rituales y una encomiable lucha por la libertad. Asimismo, en otra trama ambientada más de dos décadas después, Santiago Díaz narra las vivencias de una esclava llamada Elena que desconoce sus orígenes, cuya perspectiva constituye un relato asombroso y ameno de la España de principios del s. XVI.

En Los nueve reinos, Santiago Díaz relata, apoyándose por supuesto en una deliciosa ficción, el controvertido origen y la inevitable caída de la misteriosa civilización guanche, así como los inicios del descubrimiento de América por parte de Colón. Si bien es cierto que el autor cambia radicalmente de género con respecto a sus publicaciones anteriores, también lo es que no olvida esa forma suya de narrar que tanto gusta a sus lectores. Agilidad, entretenimiento y un excelente engranaje de tramas y subtramas con multitud de personajes se combinan una vez más para atrapar al lector ya en las primeras páginas y no liberarlo hasta la última. En conclusión, un novelón con el que he disfrutado mucho y, además, me ha servido para aprender muchas cosas que no sabía. Echaré de menos a los "guacanchas" y a los "guañameñes". Si podéis, hincadle el diente, porque de seguro no os defraudará.

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