La mente y el alma humana son y serán sin duda grandes enigmas cada vez más lejos de ser descifrados. Como una moneda cualquiera, son capaces de albergar en su seno cara y cruz, luz y oscuridad. La naturaleza morbosa del ser humano provoca que no se interese demasiado por la luz, pero ay de las sombras... Cuánto más altas sean las cuotas de mezquindad de un alma, más atención atrae, sobre todo en los lectores devotos del género negro. Y negra como la boca del lobo es la novela que acabo de terminar, que sumerge al lector en situaciones que quizá su mente (la mía tampoco, por supuesto) no esté preparada para absorber. Solo comentaros que entre sus páginas hay escenas que dudo que consiga olvidar con facilidad.
La trama de A un lado de la carretera (HarperCollins, 2024), de Paul Pen, sitúa al lector en un área de servicio perdida en medio de ninguna parte, en el Hotel Restaurante Plácido, que hace honor a todo menos a su nombre. Hasta allí se ha trasladado el escritor (o proyecto de escritor) Lucas Falena, como Truman Capote en A sangre fría, para escribir lo que en su mente se perfila como una gran novela de true crime, basada en un horrendo crimen que pocos días atrás tuvo lugar en una de las habitaciones del hotel y cuyo protagonista es la familia propietaria. Un padrastro muerto, una madre agonizante y una hermana herida. Y la sangre reina de la escena. Rodeado del ambiente sobre el que escribe, Lucas Falena irá conociendo a la familia protagonista, y entablará una suerte de amistad con Coral, una de las víctimas, una niña especial, de carácter extremadamente reservado, con los ojos llenos de noche y sus pocos años repletos de misterio. Su interés radica no en el morbo truculento que ha atraído la atención incluso a nivel nacional, sino en retratar el dolor humano que hay detrás de los crímenes y sobre las siniestras profundidades del alma humana. Pero ello no evitará que la gente lo perciba como un carroñero, alguien que se aprovecha de la desgracia ajena en su propio beneficio. Lo que Lucas no espera es que, su presencia en el lugar de los hechos y esa relación que mantiene con Coral, acaben por convertirlo también en protagonista de una historia cuyo final es tan escabroso como inesperado.
Una de las cosas que más llama la atención de A un lado de la carretera es el aislamiento y la desolación que se desprende de la propia ambientación de la novela. Asimismo, es curioso que el macrocontexto de este domestic noir sea puramente metaliterario: una novela sobre la creación de una novela. Aunque el principio quizá sea un poco lento, está impregnado de una calma tensa que impulsa al lector a querer saber. Narrativa muy visual, la mayor parte en primera persona, desde la perspectiva de Lucas Falena, lo que nos permite empatizar con sus motivaciones. Si bien es cierto que en la novela apenas tiene peso el diálogo, el ritmo irá siempre en aumento, al igual que el suspense y la tensión, para lo cual el autor usa como arma la brevedad de los capítulos y las frases. La trama es profundamente conmovedora e impactante y los personajes creados por Paul Pen para esta historia están irremisiblemente rotos, marcados a fuego por la crueldad y la desesperación. Como no quiero extenderme más, solo me queda recomendaros su lectura. Disfrutadla si tenéis la oportunidad.