jueves, 23 de febrero de 2023

Una bala con mi nombre, de Susana Rodríguez Lezaun

Every time that I look in the mirror
All these lines on my face getting clearer
The past is gone
It went by like dusk to dawn
Isn't that the way?

(Cada vez que me miro al espejo
las arrugas de mi rostro son más visibles.
El pasado ya no está.
Se esfumó de la noche a la mañana.
¿No sucede así?)

Estrofa de Dream On, de Aerosmith

Me encanta la música y, dentro del eclecticismo donde nadan mis gustos, la textura ronca de la voz de Steven Tyler, líder y vocalista de la banda de rock Aerosmith, libera en mi cerebro algún tipo de dopamina que me provoca un placer difícil de explicar con palabras. Dream on es uno de sus temas legendarios, concretamente el primer sencillo de su álbum debut, que vio la luz allá por 1973, y uno de los preferidos en mi playlist para momentos de bajón. Toca cuerdas del alma que no vibran a menudo. Justo ayer por la tarde iba escuchándola en el coche y hoy, zas, aparece mencionada de repente en los agradecimientos de la novela que acabo de terminar. Esta autora ya me gustaba y, ahora, más todavía.

Susana Rodríguez Lezaun abandona las frías tierras de su Navarra natal, que ambientaban la trilogía Sin retorno y sitúa la acción de su cuarta novela publicada, Una bala con mi nombre (Harper Bolsillo, 2020), en Boston, como homenaje a la mítica banda de Massachusets (¡Bravo!). La protagonista de su trama esta vez es Zoe Bennet, una apática restauradora en el Museo de Bellas Artes de Boston. A sus cuarenta años, su vida – tranquila, rutinaria, aburrida– de mujer solitaria y fría dará un giro de ciento ochenta grados al conocer en una fiesta a Noah Roberts, un apuesto camarero que derribará sus defensas sin mucha dificultad. Con él se sentirá deseada, atractiva, importante. Viva, en definitiva. Y esa sensación le vendará los ojos ante el peligro. Una tarde, Noah la convence para entrar en el museo y visitar juntos el taller donde trabaja. Una vez allí, darán rienda suelta a sus instintos más básicos y gozarán de una fiesta privada cuyas consecuencias no serán capaces de anticipar. Zoe no tardará mucho en descubrir que ha sido utilizada con fines delictivos, y su existencia se verá truncada por una vorágine de amenazas, golpes y sorpresas desagradables que la empujarán a tomar ciertas decisiones de las que luego se arrepentirá ( o no). Rabia, miedo, frustración y un deseo que no es capaz de domar la acompañarán sin descanso y la convertirán en una persona diferente. Si les pica la curiosidad, no tendrán más remedio que leerla.

Narrado en primera persona, Una bala con mi nombre es un thriller absolutamente adictivo desde la primera página. Susana Rodríguez Lezaun nos presenta a los personajes centrales en el prólogo, en un escenario ya próximo al desenlace y en una situación que dispara los niveles de cortisol del lector de manera alarmante. A partir de ahí, tendrá que seguir la trama lineal de la novela, compuesta por capítulos cortos y repletos de acción, para averiguar cómo han llegado hasta ese punto. Con un ritmo rapidísimo aderezado con una buena dosis de sexo y adrenalina, la autora consigue convencer a los lectores para que no dejen de leer hasta la última página. No apto para taquicárdicos.


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