Vuelvo a mi blog, a mi hogar, tras unas cuantas semanas de ausencia por motivos varios, con una obra que ha sido un regalo por partida doble. Entre otras cosas, ha reavivado en mí la llama de la pasión lectora, en cierto modo debilitada en los últimos tiempos por razones que no vienen al caso. Muchas lecturas me han emocionado, lo reconozco, pero pocas hasta el punto de hacerme romper a llorar. Las 290 páginas de esta novela lo han hecho. Y me han recordado quién soy y dónde quiero ser y estar.
Os hablo de Aurora de sueños, de José Antonio Sabater Albertus, publicada bajo el sello de Libro Azul en septiembre de 2019. Ambientada en la huerta oriolana que vio nacer a su autor, Aurora de sueños narra la historia de Carmen, una joven maestra albaceteña cuyo primer destino es el pueblo ficticio de Benquífar, allá por el año 1933. Cargada de sueños, y del idealismo que trajo consigo el advenimiento de la Segunda República española, la protagonista tendrá por delante una ardua tarea: llevar la educación a un enclave rural en el que hasta entonces no se conocía la escuela, instaurando en él los valores de igualdad y justicia social auspiciados por la bandera republicana. Encontrará allí gentes de carácter rudo pero en su mayoría noble, sencillos y humildes pero con un corazón de oro, que la acogerán con los brazos abiertos, una vez superado su desconcierto inicial ante su vestido rojo y sus pantorrillas al aire. Convertirá una destartalada barraca en una escuela acogedora, fundamentada en los principios de la Institución Libre de Enseñanza que un día iniciara Giner de los Ríos, donde la coeducación es un pilar esencial; el aprendizaje, un proceso continuo y colaborativo, y el objetivo, más allá de la transmisión de conocimientos, se centra en la formación de personas capaces de perseguir un ideal hasta conseguirlo. Tamaña revolución se topará, por supuesto, con la Santa Madre Iglesia y la tradición, y habrá de encontrar el modo de sortearlas. Le costará adaptarse a las costumbres y a las limitaciones de un lugar como Benquífar pero, poco a poco, se convertirá en su hogar. Paralelamente a la evolución de nuestra protagonista, como docente y como persona, el lector podrá ir descubriendo en las páginas de Aurora de sueños las vicisitudes del turbulento período que supuso la Segunda República, el comienzo de la Guerra Civil y el final de la misma, y cómo se vivieron estos acontecimientos en la vega oriolana (y, por extrapolación, en entornos similares). Será testigo de la injusticia, del caciquismo, de las expectativas, de las ilusiones y los logros, de la crispación del ambiente (con la taberna como epicentro). De la pobreza. Del hambre. De la tristeza. Del miedo.
José Antonio Sabater nos ofrece, en Aurora de sueños, una historia preciosa, desgarradora a veces, y, si no real, basada en testimonios y experiencias de quienes vivieron aquellos momentos convulsos o de quienes los recibieron de sus mayores. Una narración que respira hoja de limonero y de naranjo, fresca como el agua de acequias y azarbes, con una fuerza telúrica que brota de la tierra húmeda de los bancales y las almajaras. Una narración repleta de huerta, sus aromas y sus colores, enmarcada en un lenguaje cuidado y correctísimo salpicado de léxico y giros locales. Destacaría, entre otras muchas cosas, la gran habilidad de Sabater para construir a sus personajes, redondos, completos, y con un potencial enorme de ganarse la empatía del lector. En resumen, lectura absolutamente recomendable. No se la pierdan.
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