El experimento Wolberg nos trae de vuelta la maravillosa ficción de Moyano, en forma de ocho relatos que, aun concebidos con el mundo real como sustrato, abrazan con entusiasmo la injerencia de lo irreal, de lo excepcional, de lo surrealista, arrojando como resultado composiciones armónicas y bien proporcionadas. Manuel Moyano refleja en sus relatos la condición humana, sus ansias de fortuna, de gloria, de excelsitud, y la ineluctable miseria que conlleva el fin del sueño, el golpe de realidad. Encontramos entre sus páginas a individuos abocados, de una forma u otra, a la tragedia: hombres corrientes que reciben las dádivas de la diosa Fortuna y a continuación experimentan los más crueles de sus reveses. Protecciones milagrosas que dejan en la boca un regusto amargo, malos augurios convertidos en realidad, abducciones que ponen en riesgo trayectorias políticas, coincidencias insólitas que deparan a ciertos personajes futuros prometedores con resultados nefastos, minutos de gloria sustentados por la más abyecta de las mentiras.
Un catálogo de fatalidades salpimentadas por pinceladas del humor tan característico de Manuel Moyano.Ocho relatos deslumbrantes donde la paradoja y la ironía (ya lo dijo en "Bazar", broche final de La memoria de la especie: «La ironía es el humor de los tristes») se alían para dejar flotando en el ambiente el aroma dulzón de la tristeza junto a la posibilidad de continuar imaginando, obra, sin lugar a dudas, de un narrador a todas luces fabuloso.
"Abrazan con entusiasmo la injerencia de lo irreal". Cómo decirlo mejor. Es exactamente eso. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMil gracias ☺️.
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